¿Y si nos vamos al campo? Esa pregunta se han hecho familias de inmigrantes que en los últimos meses están viendo en el ámbito rural una salida frente a la nueva situación de pandemia. “Estamos viendo una gran tendencia a venir a la zona rural. Están llegando familias de las grandes ciudades, de capitales de provincia a asentarse en Benavente”, asegura Alberto Domínguez, presidente de la Asociación de Inmigrantes Multirracial de Benavente.

Esta asociación que cuenta entre sus socios con personas llegadas de más de 30 nacionalidades distintas se ha visto en la obligación de cancelar las actividades que tenía previstas para este año desde el Estado de Alarma. Su labor fundamentalmente se centra en ofrecer información y asesoramiento a las personas inmigrantes que lo necesitan y que acuden a ellos. “Ahora estamos orientando a las familias frente al COVID, es necesario mantener una serie de medidas que garanticen la seguridad e higiene de todos”, añadió el presidente de la esta asociación. La atención se hace vía online, según explica.

La motivación de los inmigrantes que están llegando en los últimos meses a Benavente, según explica Domínguez, es fundamentalmente el trabajo. “Hemos visto un repunte de africanos en Benavente. Gente que tiene trabajo, algunos de ellos en Villabrázaro y a la hora de asentar su vivienda lo hacen en Benavente. Han pasado de vivir en grandes ciudades a asentar su domicilio aquí”, explicó Domínguez, dominicano que reside en Benavente desde hace 15 años. La vivienda es ahora una de las mayores demandas que existe en el colectivo. “Piden ayuda para encontrar una vivienda accesible”, indica Domínguez.

Otro de los motivos que lleva a estos inmigrantes a asentarse en zonas rurales o alejadas de las grandes ciudades es que “tienen miedo al contagio”, añade. “En estas zonas menos pobladas se sienten más seguros. Y así nos lo transmiten. Vivir en las grandes ciudades es muy complicado ahora”, asegura.

El perfil de los inmigrantes que, según explica, están llegando a la ciudad es de gente joven. “Gente joven que viene por trabajo. Familias y también gente individual. Las personas mayores no son dadas a inmigrar”, añade. “La gente quiere vivir de su trabajo. Hay ayudas y se gestionan ayudas pero no es lo deseado vivir de las ayudas, porque las ayudas esclavizan”, señaló.

Dominicanos, búlgaros, brasileños, rumanos, gente de Paraguay o de Costa de Marfil forman parte de esta asociación. “Sobre todo sudamericanos, gente de Europa del Este, y ahora también de África”.

La asociación cuenta ahora con donaciones de ropa y calzado de una empresa que en las próximas semanas repartirá entre las familias necesitadas y prevé la adquisición de una partida de mascarillas de protección para poderlas repartir entre sus asociados con el fin de colaborar en una mayor seguridad frente al coronavirus, según indica Domínguez.