"Desayunaba ayer con una de esas noticias que te alegran el cuerpo para muchos días: "Cobadú pulveriza su propio récord con una facturación de 308 millones de euros". Tras leer la noticia en este periódico, me fui a la página web de la Cooperativa Bajo Duero para, con algo más de reposo, digerir las cifras que han sido expuestas en su Asamblea General, donde se ha dado a conocer la situación de la cooperativa, su evolución y los datos correspondientes al ejercicio 2017. Las cifras son tan apabullantes que casi asustan: una facturación de 308 millones de euros, 10.067 socios y 500 nuevas incorporaciones, la comercialización de 606 millones de kilos de alimentación animal y la inversión de más de tres millones de euros en el pasado ejercicio. No me extraña, por tanto, que Cobadú haya sido reconocida como Entidad Asociativa Prioritaria a nivel nacional, título que concede el Ministerio de Agricultura, o que haya recibido el Premio Especial Surcos y el V Premio Editorial Agrícola.

Fíjense bien porque Cobadú representa casi el 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de la provincia, que alcanza los casi 3.400 millones de euros; es decir, la cooperativa aporta por sí sola uno de cada diez euros al PIB de Zamora. ¡Casi nada! O sea, si echan cuentan, llegarán a la misma conclusión que yo: con diez cooperativas como Cobadú habríamos conseguido que nuestro PIB fuera el mismo que en la actualidad. Ya sé que es soñar pero, si traigo a colación este ejercicio de simulación y de sueño colectivo, es para que todos seamos conscientes del peso que tiene en la economía provincial una cooperativa que nació en 1979, con la ilusión y el sacrificio de los 300 socios fundadores y el apoyo de los técnicos del Servicio de Extensión Agraria. Pues bien, en sus apenas 39 años de vida, esta cooperativa ha conseguido unos resultados tan espectaculares que incluso me sorprende que, a estas alturas de la película, aún haya muchas personas que no se crean aún que esto pueda ser posible y real. Y lo es, tanto como la vida misma.

Si hoy vuelvo a escribir sobre Cobadú es para que en estas tierras, donde solemos quejarnos con tanta frecuencia de lo mal que van las cosas y miramos al futuro con resignación y pesimismo, encontremos al menos un rayo de esperanza al comprobar que Cobadú, que nació en Zamora, es la prueba más evidente de que aquí también hay futuro. Ya sé que defender estas ideas no suele ser lo habitual y que incluso puede sonar a risa. Pues bien, si aún siguen siendo incrédulos, les recomiendo que cojan el coche y se acerquen a las instalaciones de Cobadú, en la carretera de Moraleja del Vino. Allí verán con sus propios ojos que el mañana con el que muchos soñamos para estas tierras está mucho más cerca de lo que creemos. Y ello gracias al trabajo de los socios, técnicos y dirigentes de una cooperativa ejemplar, abierta, solidaria, solvente y eficaz. Pero también a la humildad, la dedicación y la pasión de muchas personas. Por todo ello, muchas gracias, porque estáis demostrando que los sueños, aunque sean difíciles de alcanzar, a veces se cumplen".