El expediente de "caso Ramos Gordón" sigue bajo siete llaves. Los sucesivos intentos de F. L. de acceder al contenido de su proceso se han encontrado con el muro del silencio. Pero una vez que el papa Francisco aprobó, en diciembre del año pasado la derogación del secreto pontificio, una reforma histórica que da más transparencia a los procesos por abusos sexuales en el seno de la Iglesia, se abrió una puerta de esperanza en el empeño del exseminarista de Astorga por conocer el contenido de su expediente.

Ahora, a través de una carta remitida por el nuevo obispo de Astorga, monseñor Jesús Fernández, F. L. recibe un nuevo "no" bajo el argumento de que "la reciente reforma legislativa no tiene carácter retroactivo, por lo que su petición no puede ser acogida". El prelado habla en nombre de la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano del Vaticano al que el denunciante del "caso Ramos Gordón", víctima del ex párroco de Tábara, se dirigió el pasado mes de mayo solicitando el expediente de su proceso, una vez aprobada la anulación del secreto pontificio.

"¿Qué hemos conseguido?. Resulta que la gran revolución anunciada por el Papa para amparar a las víctimas de abusos es un fraude. Si no tiene efecto retroactivo el levantamiento del secreto pontificio, qué pasa con todos los casos de abusos que hemos sufrido tantos niños en los últimos 40 años. Me siento defraudado porque la Iglesia vuelve a escurrir el bulto" expresa F. L. a este diario. "No pueden hablar de transparencia y protección a las víctimas si esa presunta eliminación del secreto pontificio empieza desde ahora. Qué pasa con todo lo anterior. La carta que me ha enviado el obispo con ese argumento echa por tierra toda la reforma anunciada por el papa Francisco".

Una de las claves de la abolición del secreto pontificio en los casos de abusos es el acceso directo a los expedientes y al desarrollo de las investigaciones canónicas. Hasta ahora ni la víctima ni el presunto agresor ni testigos podía tener acceso ni si quiera consultar su sentencia, como le ha ocurrido a la víctima del sacerdote José Manuel Ramos Gordón. Un oscurantismo que han venido denunciando las víctimas de abusos y distintas asociaciones que las amparan y que creían desaparecido con la reforma legislativa aprobada por el Papa, aunque dicha anulación no significa que las diócesis ni las víctimas deban hacer públicos los documentos. La sorpresa para esta víctima de abusos es que esa "ley del silencio" que hasta ahora ha amparado a la Iglesia no tiene carácter retroactivo.

Pese al nuevo varapalo en la lucha incansable por desenmascarar a todos los implicados en el "caso Ramos Gordón", F. L. no ceja en su empeño. Ni tampoco en su objetivo de mantener una reunión con el nuevo obispo de Astorga, Jesús Fernández, al que se dirigió nada más tomar posesión de su cargo sin que haya sido atendido su petición. "Me siento decepcionado; le pido una entrevista y me contesta con que la Congregación para la Doctrina de la Fe no accede a mi petición del contenido de mi proceso".