La corazonada de una vecina del pueblo fronterizo de Rihonor de Castilla evitó un robo en la iglesia de la aldea rihonorense, la noche del viernes al sábado. Los ladrones intentaron forzar la cerradura convencional pero se encontraron en la puerta del templo con una cerradura más que no pudieron desarticular con rapidez.

La premonición de esta vecina, en una noche de perros, la impulsó a cerrar “por si acaso” otra llave, la antigua, lo que evitó el robo. Ayer eran apreciables los daños en la madera, que los ladrones dejaron astillada y que obligará a mantener cerrado el pequeño templo hasta que se repare en su totalidad.

Destrozo de cerradura en la iglesia de Rihonor. | A. S.

Por el contrario la iglesia de Ungilde corrió peor suerte y todo para cobrarse un botín peculiar: “dos tuppers”, dos cajas de plástico donde el párroco guardaba los paños de la iglesia para mantenerlos limpios. En este caso los mangantes sí rompieron la cerradura y quién los vería revolver todos los cajones de la sacristía, y salir “todos contentos”, con su botín en forma de plástico, en palabras del párroco.

Con el mismo modo de actuar, los “asaltaiglesias” aprovecharon las malas condiciones de la noche de temporal, cerrado y con mucha lluvia, para hacer la ruta –en este caso por la carretera de Rihonor a Ungilde- y hacer una visita impía a las iglesias, que a estas alturas y tras la consecución de decenas de robos no guardan ni el dinero de las velas.

Además de saltarse el toque de queda, que a partir de las 10 de la noche obliga también a los cacos a quedarse en casa, como todo parroquiano, no se descarta que hicieran una ruta por la frontera saltándose también el cierre perimetral de la comunidad.