Los precios de la uva recolectada en la última campaña de vendimia de la Denominación de Origen Toro han oscilado entre 30 y 80 céntimos de euro por kilo, salvo acuerdos puntuales suscritos entre viticultores y bodegas interesadas en adquirir el fruto procedente de vides antiguas o cepas centenarias para elaborar vinos de alta gama y por las que se han llegado a abonar hasta un euro por kilo. Ante la amplia horquilla de precios, el presidente provincial de Asaja, Antonio Medina, ha asegurado que la campaña de vendimia “ha sido desigual” y que en Toro, al igual que en otras zonas vitivinícolas de España, varios factores han influido en los precios abonados por la uva, tales como la previsión de una mayor cosecha, que finalmente superará ligeramente los 20 millones de kilos, o que las bodegas se “han escudado” en la actual situación de crisis sanitaria provocada por el COVID para justificar un descenso de las ventas de vino.

Ante esta situación, los viticultores han percibido por las uvas precios “desiguales” en función de la antigüedad de las cepas lo que, en muchos casos, no garantiza la rentabilidad del cultivo por los costes de producción que deben asumir los productores. En este sentido, Medina subrayó que el viñedo es un cultivo rentable para aquellos viticultores que se encargan de realizar personalmente las labores de poda, la aplicación de fitosanitarios o que tienen que recurrir a un reducido volumen de mano de obra para recolectar el fruto. En el resto de los casos, “el margen de beneficio es pequeño” para los viticultores que, en campañas como la del presente ejercicio, han tenido además que asumir un mayor coste por las medidas de protección frente al COVID o por los “jornales” que han abonado a los vendimiadores y que, según Medina, han rondado de media los 10,5 euros por hora. En la misma línea, el presidente provincial de COAG, Lorenzo Rivera, se refirió a un estudio elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia sobre los costes de producción de la uva, que ronda entre los 45 céntimos por kilo para viñedos plantados en vaso y los 60 para las cepas cultivadas en espaldera. Tomando como referencia los citados costes, precisó que es el viticultor el que “tiene que soportar los altibajos de precios”, ya que muchas bodegas han optado por plantar viñedo en espaldera que recolectan con máquinas y tan solo adquieren uvas de viñas en vaso, por lo que, en su opinión, “si la uva no vale más de un euro el kilo, es posible que se arranquen viñedos”.

Asimismo, remarcó que la vendimia, a nivel general y también en la Denominación de Origen Toro, se ha encarecido este año por las especiales medidas de prevención y seguridad contra el COVID, así como los jornales por la escasez de mano de obra, de ahí que, para Rivera, el cultivo ha perdido en parte la rentabilidad de épocas pasadas y que en muchos casos las cepas se mantienen por un “apego sentimental”. Por este motivo, el presidente provincial de COAG instó a las bodegas de Toro a “apoyar”a los viticultores para mantener los viñedos plantados en vaso, especialmente los que superan los 70 años de antigüedad, cuya producción es limitada, pero de una calidad contrastada. En este sentido, subrayó que una Denominación de Origen “pequeña” como Toro debe apostar por la calidad y no por una producción de uva elevada, por la que se caracterizan otras zonas vitivinícolas de España.

De otro lado, Rivera reconoció que este año “no ha sobrado uva en Toro” y que fueron muy pocas las solicitudes presentadas para acceder a las ayudas a la poda en verde, que, en su opinión, revelan que “se está vendiendo el vino” y que son los viticultores los que “tienen que soportar las pérdidas”, tomando como referencia el precio al que se ha pagado el kilo de uva y los costes de producción.