El 16 de octubre de 1930, la barriada de Heliópolis de Sevilla veía nacer a una niña llamada María del Carmen García Galisteo, que este viernes cumple 90 años y que, conocida artísticamente como Carmen Sevilla, sigue siendo el gran mito vivo de la copla y el cine español del pasado siglo.

Con una salud más que delicada en los últimos años, Carmen Sevilla es parte de la memoria colectiva de miles de españoles, que aunque el alzheimer que padece desde 2009 esté borrando sus recuerdos, los que la rodean y sus seguidores se niegan a que su recuerdo se difumine con el paso de los años.

Eso, incluso luchando contra la muerte virtual de las redes sociales, que el pasado domingo provocaron que su hijo Augusto tuviese que desmentir su fallecimiento, cuando Twitter lo difundió a la misma velocidad que ella fue copando las pantallas de televisión y cine en la España que intentaba reponerse de la guerra y comprarse una tele y un 600.

Puede que una buena parte del éxito de la niña que cantaba y bailaba se basara en lo pronto que su familia se trasladó a Madrid, donde había muchas más oportunidades que en el sur, y en los contactos de su abuelo y padre, que entonces escribían canciones para artistas ya consagradas, como Concha Piquer o Estrellita Castro, pero Carmen no tenía 18 años cuando su carrera artística se estaba lanzando poco a poco.

El público comenzó a enamorarse de ella, tras apariciones esporádicas, en 1948, cuando compartió pantalla con Jorge Negrete en 'Jalisco canta en Sevilla', y cuatro años más tarde le llegó otro de sus grandes papeles, en 'Violetas imperiales', con Luis Mariano, con el que la química en pantalla les hizo repetir papeles en 'El sueño de Andalucía' y 'La bella de Cádiz'.

A partir de ahí, la lista de películas, canciones e intervenciones en televisión es interminable, y la España de las televisiones privadas descubrió la faceta de presentadora para una generación que solo había escuchado hablar de ella, y ahora la veía cada noche coordinando la salida de las bolas millonarias del cupón de la ONCE, con equivocaciones "que hay que hacer como Dios manda", como ella misma bromeó en una ocasión.

Su vida, no obstante, era mucho más tranquila que la de años atrás, y alternaba su presencia nocturna en los estudios de Telecinco con la cría de ovejas en una explotación ganadera en Herrera del Duque (Badajoz), con lo que sus "ovejitas" eran comentario recurrente en sus apariciones nocturnas.

La llegada del nuevo siglo le dio protagonismo a Carmen Sevilla en el sector en el que, puede, que mejor se movía, el del cine español, y los sábados se ponía al frente de 'Cine de Barrio' en TVE para dar paso a la película de la tarde y coordinar la entrevista posterior.

Pero el destino en forma de enfermedad se cruzó en su vida sin esperarlo, y en 2010, un año después de que le fuese diagnosticado alzheimer, dejó la pequeña pantalla y toda su actividad pública, pasando a ser una paciente cuidada en una residencia especializada en la localidad madrileña de Aravaca.

En esa residencia llega este viernes a los 90 años la mujer que enamoró a Charlton Heston, que pasó dos veces por el altar, con Augusto Algueró (1961) y Vicente Patuel (1985), que vio cómo su madre moría a los 100 años el mismo día de 2004 en el que ella se convirtió en abuela, la niña de la barriada sevillana que nació para que nadie se olvidara de ella, por mucho que el alzheimer haga que sus recuerdos ahora estén confinados en una residencia.