El Zamora CF logró un importante triunfo en el campo del Coruxo, importante porque tres puntos fuera de casa siempre lo son, pero además porque supone una fuerte inyección de moral para el equipo en este inicio de temporada. Eso sí, fue un encuentro en el que los rojiblancos, pese a tener el control del partido durante la primera mitad, mostraron carencias ofensivas y generaron pocas ocasiones.

Volvió el fútbol de bronce al campo de O Vao, y lo hizo con público siguiendo un estricto protocolo de seguridad, que permitió la entrada de algo más de seiscientos aficionados que volvieron a ver en directo un partido de fútbol.

Había interés por saber cómo llegaban los equipos a este primer partido del campeonato después de más de siete meses de inactividad. Los zamoranos llegaron más rodados que los vigueses, y eso se dejó notar en los primeros minutos del partido, en los que consiguieron hacerse dueños del centro del campo y hacer que los jugadores del Coruxo no estuvieran cómodos sobre el césped de O Vao. No tardó el equipo de David Movilla en dar el primer aviso con un disparo que salió alto por muy poco. Los rojiblancos presionaban mucho y bien en el centro del campo, obligando a los vigueses a soltar el balón muy rápido. El Zamora se encontraba cómodo, moviendo el balón y llegando al área del Coruxo, pero sin generar claras ocasiones de peligro que pudieran desnivelar la balanza a su favor. 

Escudero y Sergio García fueron los hombres más adelantados, y fueron una pesadilla para los defensores vigueses que, con el paso de los minutos, se convirtieron en los jugadores más destacados del primer tiempo. Mediado el primer período parecía que el Coruxo se soltaba tras una contra a la que no llegó Silva por muy poco. Sin embargo fue una reacción efímera, ya que el Zamora no tardó demasiado tiempo en volver a hacerse con el control del centro del campo ante la desesperación de un Coruxo que de medio campo hacia arriba tenía muchos problemas para sacar el balón jugado y crear peligro ante la meta defendida por Villanueva.

Los minutos fueron pasando sin que el fútbol realizado por ambos conjuntos agradara a los aficionados que acudieron a O Vao. La ausencia de claras ocasiones, y el pobre partido de los jugadores locales, llevaron la preocupación a la grada, que temía que en una de las muchas acciones de ataque de los jugadores zamoranos, llegara un gol que, tal y como estaba el encuentro, podía ser decisivo.

Cambió la decoración en la segunda parte. Michel Alonso refrescó la punta de ataque con la entrada de Jairo, colocando al equipo un poco más arriba. Los vigueses comenzaron a presionar, logrando recuperar varios balones que le permitieron hacerse con el centro del campo y con el partido. Ahora eran los zamoranos los que no se encontraban cómodos sobre el terreno de juego, perdiendo el balón con facilidad y sin llegar al área defendida por el vigués Alberto.

Cuando mejor estaba el partido para los vigueses, una pérdida de balón en la frontal del área le dejó el balón a Juanan, que disparó ajustado al palo doblando las manos de Alberto y logrando el primer gol de la temporada. Un jarro de agua fría para el equipo vigués, que había comenzado muy bien la segunda parte, pero que tenía que remar contracorriente.

Michel Alonso no tardó demasiados minutos en mover el banquillo con un doble cambio con la entrada de Chevi en banda. El Zamora sabía que era el momento de no perder la cabeza y presionar en el centro para que los vigueses no llegaran con peligro y mantener la ventaja en el marcador. El paso de los minutos beneficiaba al conjunto visitante, que se encontraba con un Coruxo que tenía prisa y buscaban balones en largo que casi nunca encontraban a sus destinatarios.

El partido entró en una dinámica en la que el Zamora intentaba alargar lo máximo posible todas las posesiones que tenía para que pasaran los minutos. Todo lo contrario de los vigueses, a los que el partido se les hacía corto. Tuvieron la mejor ocasión a quince minutos para la conclusión, con un balón de Antón que remató Pedro Vázquez, y que sacó con un gran acierto el guardameta del Zamora, Jon Villanueva. David Movilla reforzó la zaga con la entrada de Messe, y es que el Coruxo apretaba, disponiendo de una nueva ocasión de Andriu, con un remate que salió fuera por muy poco.

Sufrió bastante el Zamora en los últimos minutos, pero Coruxo seguía sin remate, y el partido se terminó con esa victoria visitante que será una buena inyección de moral para los rojiblancos y servirá para que se convenzan de que ya son jugadores de Segunda B.

Esta buena imagen de ayer podrá refrendarse el próximo domingo en el Ruta de La Plata con la visita de un Guijuelo que no pasó del empate sin goles contra el Celta B.