La crisis generada por la pandemia sigue horadando la recaudación tributaria en Castilla y León y en Zamora, lastrada esencialmente por el desplome del consumo, junto a la parálisis del estado de alarma y la contracción económica posterior, unidos esos factores a los aplazamientos en los abonos decretados por el Ejecutivo. Las regulaciones temporales de empleo sujetan el mercado laboral y permiten sostener e incluso elevar ligeramente la recaudación por IRPF.

Los datos que facilita la Agencia Tributaria, recogidos por Ical, revelan un desplome de los ingresos tributarios hasta agosto en más de siete millones de euros, con una merma porcentual del 6,7%. Es decir, si el año pasado Hacienda había recaudado en la provincia 97 millones, este año la cifra había bajado a noventa.

La reducción de ingresos tributarios en la provincia estuvo directamente vinculada a la parálisis en el gasto de los hogares, que tuvo su reflejo en la recaudación por IVA. En concreto, este impuesto indirecto al consumo permitió recaudar 24 millones en los ocho primeros meses del año, que representan un desplome del 25%, en términos relativos; y de 8 millones, en cifras absolutas. El IRPF, la principal fuente de ingresos tributarios, permitió amortiguar la caída en la recaudación.

Ingresos tributarios en Castilla y León.