La experta en comunicación Laura Arranz vuelve a colaborar un año más con la UNED de Zamora como ponente en la segunda edición del curso sobre habilidades para hablar en público, donde se incluirán las estrategias surgidas con la nueva normalidad. El curso se desarrollará de manera online los días 26 y 28 de octubre.

–¿Qué puertas abre el saber comunicar?

–Primero, abre puertas hacia los demás, tanto socialmente, en los grupos de amistades y familia, como profesionalmente, en todas las reuniones y estrategias que se tienen que plantear o a la hora de hacer contactos. Pero también saber comunicar es algo muy beneficioso para uno mismo.

–¿En qué sentido?

–Ayuda a poner en orden las ideas, tener un diálogo interno limpio, porque la primera persona que te escucha eres tú mismo cuando hablas con otro. Muchos de los clientes con los que he trabajado las herramientas de hablar en público lo primero que me dicen es que se escuchan mejor y clarifican sus ideas, van pasando unos filtros que ayudan a poner en orden la cabeza.

–¿Qué obstáculos tiene aprender estas habilidades para hablar en público?

–Dicen que uno de los miedos más grandes que hay es el de hacer el ridículo, no saber responder las dudas que se te plantean. Pero tiene solución si tú estás seguro de ti mismo y no eres ultra perfeccionista y ultra exigente, porque lo que quiere el público es naturalidad, una persona con su humanidad y que resuene como él. Hay muchas técnicas de control de estado que veremos en el curso, para controlar el estado emocional a la hora de hablar. Si tú estás a gusto hablando en público, toreas todos los toros, pero si estás tenso, aunque sea una materia que dominas, empieza el gran miedo de la gente a quedarse en blanco. El bloqueo es interior, por lo que trabajamos el estado para empezar a hablar.

–¿A quién está destinado este curso?

–Es para todos y este año más que nunca, porque todos nos ponemos delante de una plataforma, en una conferencia o en una videollamada con la familia. De pronto, la comunicación es distinta. De hecho, en este curso vamos a incluir estos nuevos aspectos sobre lenguaje no verbal, la voz, el mensaje que se da y su claridad. Es muy importante, más aún ahora que no podemos ver a la gente delante o a la persona de cuerpo completo. Ha surgido una nueva comunicación.

–¿Qué nuevos retos le ha otorgado la pandemia a la comunicación?

–Nos hemos dado cuenta de que es importantísimo comunicar, de que, si no estamos hablando y compartiendo lo que nos pasa, nos sentimos muy perdidos. Los retos derivados de esto es que ya no puede haber grandes ponencias, se necesita distancia entre el público y la audiencia está con mascarillas, por lo que hay que ser mucho más sutiles y perceptivos en la lectura del lenguaje no verbal del otro.

–¿En qué es necesario fijarse?

–Los ojos comienzan a cobrar la importancia que antes tenía la boca. Ahora que casi ni se oye bien hay que fijarse en la mirada, pero también en el movimiento del cuerpo. Aprender a leer la estatua de la audiencia es importantísimo, además de tener mecanismos apoyados en lo digital y en la rapidez para tener una respuesta. Surgen los dispositivos para respetar los espacios individuales y al mismo tiempo dar opción de participar. Además, es muy importante centrarse en el mensaje que se da, las palabras que se utilizan y la voz. Empiezan a tener más peso las palabras, por lo que se está ayudando a construir mensajes cono más emociones y conexión con el público, que llenen de esperanza y generen motivación.

–No tener ahora público cerca, ¿facilita o dificulta la comunicación?

–Por un lado, mis clientes reconocen que están más relajados pero, por otro, no tienen la sensación de que se le está siguiendo y no pueden saber si el interlocutor ha desconectado. Estamos creando toda una nueva manera para controlar esto y que presten atención, porque no es lo mismo estar en una sala que ver una charla desde un ordenador. Los oradores están mucho más cómodos, pero hay que trabajar con ellos el lenguaje y la postura y crear una serie de puntos para saber que el otro está recibiendo la información y en buenas condiciones, saber que le está acompañando.

–La comunicación ha sido esencial en estos meses por parte de los políticos. ¿Qué papel han desarrollado?

–A los que todos hemos visto en los medios yo destacaría muchísima incongruencia entre su lenguaje no verbal y lo que están diciendo, en cómo ponen las manos o mueven la cara y lo que cuentan. La audiencia no les cree, porque se está dando cuenta de que ahí o falta información o no saben qué dirección tomar. Toda esa atención que parecía que tenían al principio, al final se ha desvirtuado. Tú puedes inventarte un discurso y plasmarlo, pero el cuerpo llega un momento en que no lo sostiene. Y si debajo hay miedo, inseguridad o problemas, el cuerpo termina contándolo. En el curso se analizará todo esto y se estudiará mucho a los políticos, porque cuando comunicas lo tienes que hacer bien, pero también con veracidad.

–Fernando Simón ha sido una de las caras durante la pandemia, ¿cómo calificaría su capacidad de comunicación?

–Es un buen comunicador porque controla muy bien su estado emocional. Sabe el papel que tiene que jugar y se le ve muy responsable. De hecho, muchas veces se agarra a los documentos que lleva encima o al atril, lo que denota que no se va a mover de lo que tiene que decir. Luego se permite también esos chascarrillos de cercanía, porque nos gusta la gente cercana, con alguna broma a la prensa, lo que trasmite seguridad en sí mismo. Pero esto ha cambiado y del papel que tenía Simón en un principio, mucho más cercano, ahora se ve que está cansado y mucho más distante, lo que se comprueba en las reacciones de su cuerpo.