El crucificado del Espíritu Santo, mejorado
La imagen recupera varios clavos de la corona que había perdido
Los devotos y hermanos que hayan acudido al triduo en honor de la imagen del Santísimo Cristo del Espíritu Santo lo han podido notar con un poco más de brillo que en veces anteriores. El motivo reside en que el crucificado gótico acaba de ser restaurado por el profesional Gerardo Casaseca dentro del convenio existente entre la Junta pro Semana Santa de Zamora y el Centro de Restauración de Simancas.
La imagen gótica, de autor anónimo, factura sencilla y considerada una de las imágenes más antiguas que procesionan en la Semana Santa de Zamora, ha tenido una mejora "curativa" en lugares puntuales, le han retirado suciedad y le han corregido "levantamientos de policromía", explica el restaurador, Gerardo Casaseca, quien asegura que se encontró con una talla que presentaba pequeñas alteraciones "por su empleo en la vida de la hermandad, por el uso para su función litúrgica".
El profesional para tener más claras las necesidades que podría tener la pieza estudió los informes de las restauraciones anteriores y un documento que tiene la hermandad, un trabajo de la Escuela de Restauración de Madrid de la asignatura de peritaje hecho en 2006. "Es un estudio muy exhaustivo y ha sido un hallazgo que me ha permitido descubrir la cronología de las intervenciones del cristo, desde que se encontró".
El restaurador ha repuesto, por petición de la hermandad, unos clavos de la corona. "Son cinco puntas de ala de mosca, son puntas de fragua hechas a manos", describe. La imagen "presenta una policromía al óleo y posiblemente presente una al temple de su momento de elaboración, lo que es muy normal en un cristo de este tipo que tiene una historia material muy larga", enfatiza.
La talla ahora está barnizada con una resina acrílica, aplicada en tres tonos distintos, uno para la carnación, otro para el paño de pureza, algo más apagado, y otro, en el borde de oro.
"La resina cuando se aplica durante unas semanas tiene mayor viveza y luego se va aplicando, de ahí que tenga un mayor brillo", especifica el restaurador que tiempo atrás acompañó a este crucificado como hermano de fila.
En las horas de trabajo en la sacristía del templo, este zamorano ha recordado "al cristo embetunado", ya que (Fernando Núñez) Colodrón, un anticuario, en la primera restauración tras su descubrimiento "le dio una pátina con betún de judea y estaba toda la policromía oculta prácticamente". Luego la imagen pasó por las manos de Nazario Diego Iglesias en 1986 y una década más tarde por las de Carmen García Lucas, quien hizo un trabajo "muy intenso".
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